¿Y si en lugar de pedir unas chirlas en un restaurante cerca de alguna playa de esta ancho mundo, pidiera unas “Chamalea gallina!? podría pasar lo más extraño del mundo que es que me entendieran! y me dijeran:
-Enseguida se las traigo.
Y yo, con mi hombre y mi vinito esperando un platito suculento de chirlas.
Son bien curiosos estos animales, por cierto, bien, bien curiosos…
Reconozcámosle el mérito a la capacidad de sorpresa del ser humano, no es cuestión de tomarlo todo tal cual viene como si fuera normal… ¡ Un podo de sorpresa, oigan!! que no todos los días se encuentra uno una chirla en su camino por la vida, ni un mejillón en la roca.
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Plantearse un reto y tener una ilusión,
¡Fundamental parte de la gracia de la vida!
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